De fotos de campaña

Por JAVIER DOMÍNGUEZ

Periodista

No es por apuntarnos tantos, ni recordar que proponíamos algunas formas de mejorar la fotografía electoral del PSE que, al final, son las que se han llevado a cabo. Desde luego, la decisión del equipo de campaña no ha dependido en absoluto de este blog, sino de aplicar la lógica. Pero, desde el punto de vista de la comunicación, nos alegramos de haber acertado.

La fotografía de precampaña de Patxi López (arriba) ha sido sustituida para la campaña por otra que cumple lo que reclamábamos en aquel post. El gris del fondo es más perla, más claro, de modo que el vestuario oscuro de López, al menos, destaca sobre él. El candidato ha cambiado de postura: del primer plano, casi agachado para entrar en el encuadre, a una pose más relajada (aunque, para quien quiera hacer juegos de palabras, López se inclina hacia la derecha).

Con la pose, ha relajado también la sonrisa, que ha ganado en credibilidad lo que ha perdido de forzada. Y, además, un menor contraste de la fotografía matiza un claroscuro que hacía daño al rostro de López. Mejor.

Antonio Basagoiti no ha tenido el problema de hacerse dos fotografías, una de precampaña y otra de campaña. La precampaña fue aquel ya conocido Abre los ojos que no requería imagen del candidato. La campaña cuenta con ese Hay solución. Tú decides como eslogan, que ya comentamos en su momento. Y la fotografía, aunque no sorprende, sí tiene detalles susceptibles de comentario.

Para empezar, el fondo. La imagen que acompaña estas líneas está sacada de la web del PP Vasco, así que no se puede observar que, en el cartel, el difuminado segundo plano es una oficina. El lugar de trabajo del hombre competente, como le caracterizó Rajoy en el arranque de campaña. Una curiosidad entre la cartelería de fondo neutro u obamizada que nos inunda.

Y sigamos con el vestuario. Basagoiti es candidato a lehendakari, pero es consciente de las limitaciones numéricas que tiene. Por eso, no requiere una imagen "presidencial". Por eso, se permite el lujo de quitarse no sólo la corbata, sino también la chaqueta. Le falta remangarse para estar como en el sofá de su casa. Vamos, que la imagen consigue lo que quiere: cercanía. Hasta se le ve perfectamente la alianza. Detalles de humanidad. Es lo que puede necesitar, lastrado como está - para el votante moderado - por la herencia recibida en su partido.

Para terminar con lo positivo, hablemos del gesto. Relajado, sonriente, un punto tímido, con cara de chico bueno y empollón de clase; o de yerno perfecto en la cena de Navidad. Peinado sin excesos, con un flequillo algo rebelde que aleja su imagen de la de la derecha engominada de los típicos tópicos.

Sin embargo, le ponemos un pero. A casi nadie favorece un perfil puro como el que trata de soportar (con no demasiado éxito) Antonio Basagoiti. Y menos cuando el apéndice nasal (como en el caso del candidato, o en el mío propio) tiene personalidad propia, al menos por tamaño. Quizá la misma mirada, la misma pose, la misma sonrisa, las arruguitas de los ojos y los hoyuelos... hubieran resultado menos traicioneras con un perfil más "tres cuartos". Como diría aquel, "por comentar".