29 de mayo de 2009

Entrevista a Yuri Morejón (2)

Por JAVIER DOMÍNGUEZ
Periodista

En la primera entrega, charlábamos con Yuri Morejón, presidente de AVASCOP, sobre el papel de los asesores y consultores políticos. En esta segunda parte, nos metemos de lleno en la campaña electoral del 1 de marzo, analizando los candidatos, los mensajes de la campaña y el debate televisado en castellano por haber sido el que juntó a todos los líderes (ya comentamos en este mismo blog que al debate en euskera acudieron, por parte de PSE y PP segundos o terceros espadas).

- Terminábamos la anterior entrega diciendo que vuestra labor es tanto dar forma al mensaje político como ayudar a que llegue bien al público. Decía Marshall McLuhan: “El medio es el mensaje”. ¿Estás de acuerdo?
- Yo más bien diría: el candidato es el mensaje. Y cada vez más. En una campaña como esta última de Euskadi, ha quedado patente que más que el medio, la marca electoral, el mensaje era el candidato. Para mí, la campaña empezó en el Palacio de Justicia, en el TSJPV, en el juicio contra Ibarretxe y López por las conversaciones con Batasuna.

- ¿En qué sentido empezó ahí?
- Con la escenificación, con una simple fotografía, de que esos dos personajes serían los protagonistas de una campaña particularmente polarizada. Había siete partidos con presencia en el Parlamento, pero ya desde el inicio los medios y la gente percibían la pelea entre dos posiciones políticas diferenciadas.

- Y, ¿qué vende un candidato, así en abstracto?
- Con independencia de las ideas que uno defienda, el posicionamiento, el discurso, el planteamiento político que cada uno interprete es lo que cuenta. En Euskadi, los dos principales partidos han acaparado, por sus candidatos, votos que inicialmente no estaban destinados a ellos. Ibarretxe ha hecho crecer al PNV hasta unos buenos resultados gracias a votos de opciones más escoradas a la izquierda, como EA o EB, porque han visto en el líder un referente. En el caso de Patxi López, hay votantes tradicionales del PP que ha visto que la opción más útil o de mayor confianza para hacer un cambio en Euskadi era votarle a él. Ni el PSE ni Zapatero les despiertan confianza, pero la alternativa en el caso de Patxi López era distinta.

- Por lo tanto, se revela importantísimo el perfil, la imagen del candidato, y no sólo como una personalización, una encarnación del mensaje del partido.
- Exacto. No sólo se trata del medio, no sólo se trata de amoldar el mensaje a cada tipo de público de una sociedad tan heterogénea como la de Euskadi. Es muy difícil. Hay gente trabajadora y gente en paro, 100.000 personas entonces, que resultaban un público muy necesario de movilizar. Tenemos gente rural, gente de ciudad, jóvenes, mayores, contextos muy distintos. ¿Cómo adaptar el mensaje a todos esos públicos y cómo lograr el medio más adecuado? Está claro que una campaña para los mayores de 65 años centrada en Internet no funciona, ya; pero... ¿y el resto de sectores y de opciones?

El método Obama
- Pero la personalización de la campaña venía ya de Estados Unidos, fundamentalmente, o de regímenes presidencialistas como Francia. Aquí elegimos parlamentarios que luego, en función de sumas, votan un candidato u otro, pero no elegimos directamente al lehendakari.
- Y eso lo decían los propios partidos... pero luego hacían lo contrario. Resulta que es mucho más sencillo vender un candidato, una figura, que un candidato en la lista de cada provincia...

- Pero, ¿no se ha rizado el rizo con el tema de la “obamización”, la personalización excesiva, que incluso en ciertos ambientes ha cansado y ha dado la sensación de traer una campaña de perfil bajo?
- Sí, pero quizá esto se ha debido también a que la coyuntura económica no facilitaba un debate demasiado ideológico, de izquierdas-derechas, nacionalismo-no nacionalismo. Había que hablar de la economía, de las personas en paro. La agenda marcaba la economía por delante de temas como, por ejemplo, el terrorismo. Y por ahí ha ido.

- El debate televisado, por el formato escogido, no permitió sin embargo un cara a cara que resultaba totalmente lógico, teniendo en cuenta toda esta personalización de la que hablamos.
- Ese debate a dos, pensando como los partidos, no interesaba al PNV y sí al PSE. El PNV no quería dar credencial de verdadero aspirante a Patxi López, y por eso evitaba ese enfrentamiento directo. De ahí que acordaran un debate a seis...

- ...que se convirtió, personalmente lo digo, en un mitin a seis.
- Desde el punto de vista de la comunicación, lo fue. Se les daba el mismo tiempo a todos los candidatos, sin tener en cuenta su representación. Esto no sucede ni en el Parlamento Vasco. Se les daba la misma importancia a todos. Es democrático que todo el mundo hable, pero nuestra democracia es representativa...

- En definitiva, quizá los tiempos no debieron ser los mismos para todos. ¿Qué más observaste en el debate?
- El rasgo básico fue que estaba demasiado encorsetado. Los candidatos, sabiendo que tenían turnos de un minuto, preparaban el speech, el mensaje a lanzar. Se aprendían el eslogan y casi ni escuchaban al otro, no había debate entre ellos. Lógicamente, además, el espectador no podía visualizar lo que le interesaba: dos, a lo sumo tres candidatos con opciones reales. Hablaba uno de ellos, y a los dos o tres minutos hablaba el otro... Desde el punto de vista televisivo, perdía interés.

- En cualquier caso, supongo que eres de la idea de que debe haber debates.
- Por supuesto: siempre es saludable. Que expongan sus ideas, que debatan y que la gente juzgue.

Cómo lidiar en un debate televisado
- Escribías en una previa al debate que los candidatos no debían de entrar al trapo de los partidos con los que no se disputasen un mismo tipo de electorado.
- Exacto: perder tiempo en pelear contra un partido con el que no te juegas nada porque tu electorado potencial no se parece... no tiene sentido. Lo cierto es que, en el debate en castellano, el rifirrafe más tenso se produjo al final, entre Madrazo (EB) y Ezenarro (Aralar) con la Ley de Vivienda como tema. Ahí se vio que esos dos partidos, en principio minoritarios, se disputaban un electorado similar, o al menos fronterizo.
- ¿Por qué se vieron en el debate muchos ataques entre los líderes de las formaciones del tripartito? Porque, en mi opinión, los hubo... ¿Se disputaban realmente PNV, EA y EB un mismo votante?
- Hay que tener en cuenta que en Euskadi, a diferencia de otros lugares, la mayor diferenciación no es de izquierda o derecha, sino en términos identitarios. Más o menos nacionalismo, autonomista o independentista... son terrenos fronterizos que justifican que votantes de izquierda de EA acaben votando a partidos más humanistas, como el PNV. O que votantes del PP acaben yéndose al PSE por una cuestión más identitaria que ideológica en términos de derecha e izquierda.

- Hablemos de la puesta en escena del debate. Llamó la atención que los candidatos arriesgaron poco, en materia por ejemplo de vestuario. Salvo la corbata verde de Basagoiti...
- Creo que todos pensaron lo mismo: ganar un debate no significa ganar las elecciones, pero perder el debate puede hacerte perder en las urnas. De ahí que no arriesgaran, ni en vestuario ni en mensajes.

El efecto Ezenarro
- Quizá la más arriesgada en el debate, en cuanto a vestuario, fue Aintzane Ezenarro, que buscaba algo más juvenil.
- Pues creo que le pasó algo parecido a lo que le ocurrió a María San Gil en 2005. Al ser la única mujer, tiene que intentar ir con un vestuario que no llame demasiado la atención, que no sea un elemento que distraiga al espectador. Sin collares, ni avalorios, ni excesivo escote... Vestir a un candidato hombre es más fácil: un traje con un corte determinado y unos colores, una corbata... sota, caballo y rey.

- Así que preparar el vestuario de una candidata, lógicamente, es mucho más difícil.
- En el caso de Aintzane Ezenarro, es una mujer joven, por lo que tampoco puede “disfrazarse”, vestirse de lo que no es. Pero tenía dos ventajas: su indudable telegenia y su nivel de oratoria. Es, me atrevería a decir, la mejor comunicadora de todo el Parlamento Vasco. Y en el debate en euskera estuvo aún mejor...

- Tal vez porque, aunque es perfectamente bilingüe, tiende a “pensar en euskera” y a veces necesitaba realizar el trabajo mental de traducir al castellano...
- Efectivamente: en euskera es mucho más ella misma, en esencia pura. En el debate en castellano la vi algo nerviosa, pero eso no quita para ser una de los parlamentarios que mejor comunican.
(Continuará)

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