Working On a Dream

Por JURDAN ARRETXE
Periodista en ciernes

La Obamanía va más allá de un mero juego o de intentar aprovecharse de las ondas del tsunami que arrasó Estados Unidos en 2008. Patxi López ha arrancado la campaña en su Portugalete natal y a nadie extrañaría verlo subido en un tren desde allá hasta Ajuria Enea si gana, como hizo en 1861 Abraham Lincoln y emuló hace apenas un mes Barack Obama.

El viernes, primer día oficial de campaña, el candidato socialista eligió un marco tan significativo para el vasquismo (nacionalista y no nacionalista) como es el Árbol de Gernika "para expresar solemnemente un triple compromiso: con la libertad, la igualdad y el desarrollo" del autogobierno. No soy un defensor a ultranza de símbolos y demás historietas, pero reconozco que este acto ha removido mis adentros un poco. Que los árboles entren de esta manera campaña presagia la que nos viene encima. El PSE lo tiene claro: quiere demostrar que son más vascos que Ibarretxe. O, según el discurso oficial, "aquí todos somos igual de vascos".

Y si copian al máximo a Obama, bien habrían hecho en imitarlo aquí también. Si en algo triunfó el presidente estadounidense es que no destacó en ningún momento su "nota característica": su raza. Es más, ese aspecto de su discurso lo situó a la misma altura que sus contricantes, tanto en las primarias como después. De la raza hablaban los demás. Él, no. Lo de hoy en Gernika parece más un acto de imagen pura que puede a llegar a ser interpretado como una manipulación de un símbolo como el Árbol.

Porque si se han acabado los frentes, como bien incide Patxi López en Gernika -a proclamar eso ha ido-, mal hacemos en estar recordándolos. Hablamos de la "teoría de los marcos" que el asesor del presidente Rodríguez Zapatero y convencido demócrata frente a la maquinaria republicana, George Lakoff, ya promulgó años atrás en su exitoso libro No pienses en un elefante (Editorial Complutense, 2004): "Cuando negamos un marco, evocamos el marco. Richard Nixon lo descubrió por la vía dura. Presionado para que dimitiera durante el escándalo del Watergate, se dirigió al país a través de la televisión. Se presentó ante los ciudadanos y dijo: 'No soy un chorizo'. Y todo el mundo pensó que lo era". Obama no tenía nada que demostrar ni ningún esfuerzo extra que hacer por ser negro. Ese fue el verdadero CAMBIO.

Tampoco debería tenerlo Patxi López por ser un vasco no-nacionalista. Tanto gusta imitar que se echa mano ya de los mensajes tan esperanzadores que grabó Bruce Springsteen antes del 4-N y después. El Boss no falta a ningún acto del PSE-EE-PSOE. Es normal que el de Illinois echara mano de un reputado artista de su país, pero ¿que lo haga López? ¿No hay músicos vascos que hablen de esperanza y cambio? ¿Acaso su campaña va a consistir en copiar argumentos y eslóganes estadounidenses? Queda claro que tanto nos parecemos que tenemos una crisis económica galopante.

O dos, como sugieren los líderes del PNV en sus encuentros con ciudadanos. La primera, la mundial. La segunda, la provocada por el derrumbe del imperio del ladrillo que han mantenido diversos gobiernos centrales y que ha dejado al país en un estado por el que analistas económicos internacionales como Wolfgang Munchau piden en medios como el Financial Times su salida de la Zona Euro.

Las opciones presidenciales de John McCain cayeron por culpa de la economía, aparte de las decisiones diarias en las que fue erró poco a poco. Bill Clinton se hizo un poco más famoso con aquello que le dijo a Bush padre: "Es la economía, idiota". Ibarretxe y su partido a coro empiezan disparando con la economía. López, con el Estatuto, sigue a vueltas con el cambio y la esperanza. En definitiva, working on a dream.