Por su parte, las palabras que se posan sobre la rueda trasera ("sentido común", "igualdad", "valentía", "compromiso", "participación", "libertad") no dejan de ser valores positivos tan bellos como vacíos. El motivo puede ser el intento de ensanchar el público objetivo... hasta hacer que cualquiera pueda verse representado por esos sentimientos. Sin embargo, tanta indefinición puede acabar ofreciendo la sensación de ausencia de ideología propia. Por otro lado, rizando el rizo, podríamos decir que son los parámetros (teóricos, al menos) de todo partido político: los que no respetan esos valores, son ilegalizados o castigados por los electores (en función del valor que no acepten).
Quizá el segundo eslógan, "Lo que nos une", nos guíe a la interpretación realmente diseñada por los ideólogos y expertos en márleting de UPyD: el convencimiento de que UPyD nace por encima de las ideologías, como una especie de conciencia social colectiva que vela por las esencias básicas de la democracia. Y eso es algo que se ratificaría con una futura campaña que, en su momento anunciaron, que llevará por lema: "El magenta no combina con cualquier color, tú eliges con valentía".
Respecto a la foto, hay que señalar en primer lugar que se encuentra junto a los lemas laterales. El sentido común, la valentía, la libertad... son así valores personalizados en la líder nacional, Rosa Díez: ex socialista, ex candidata a la Secretaría General del PSOE, ex eurodiputada, ex consejera del Gobierno Vasco, lo dejó todo atrás por el convencimiento de que era posible otra forma de hacer las cosas.
La elección de la fotografía puede resultar un acierto cuando se tiene un escaso margen para dar a conocer a los candidatos para la cita con las urnas del 1 de marzo. Rosa Díez no será candidata a lehendakari, pero no se puede personalizar nada con la imagen de una persona desconocida, como sería el caso de los candidatos en las elecciones vascas. Pero cuidado, mirando a largo plazo, con los partidos unipersonales. Suelen tener escaso futuro.
jd: muy bueno. Enhorbuena por los análisis que hacéis y por la pluralidad.
ResponderEliminarCIUDADANÍA vs IDENTIDAD.
ResponderEliminarHe estado reflexionando acerca de un problema que existe en Euskadi desde que tengo memoria: la obsesión enfermiza de sus ciudadanos en ser más vascos que los demás... o al menos tanto como cualquier otro. Y no es algo que únicamente les ocurra a los nacionalistas, sino que se trata más bien de algo extendido como un virus por toda la sociedad. Incluso entre nosotros mismos es habitual reclamarnos muy vascos, vascos como el que más o vascos por los cuatro costados, como si este hecho fuera ya un bien en sí mismo, un corolario, como si de este modo pasáramos a formar parte automáticamente de una casta especial. O como si fuera un mérito de cada uno de nosotros. Orgullosos debemos estar del trabajo realizado, de las capacidades técnicas alcanzadas, de nuestra formación académica o de nuestro curriculum vital, así como de cualquier otro logro conseguido. Pero no de ser de este lugar o de cualquier otro, pues este hecho no dependió de nosotros, sino que fue algo aleatorio cuando ni siquiera existía nuestra voluntad. Yo mismo he venido analizando mi vasquidad, a través de mi nombre y de mis primeros ocho apellidos, tratando de atisbar rasgos que pudieran decirme algo al respecto. Sin embargo, me importa esto cada vez menos. Y finalmente descubrí un hecho científico probado: tenemos un ascendiente común, Luzy, ese australopitecus de 3 millones de años cuyos restos fueron encontrados en la actual Etiopía en 1974, justo el año que nací yo, casualidades de la vida. En fin, que mal que les pese a los nacionalistas, todos los hombres somos básicamente igualmente. Distintos o muy distintos, pero básicamente iguales. Así que, encontrándonos en el momento en que nos encontramos, no puede haber cosa más triste que reclamar el voto de nadie apelando a la vasquidad de los elegibles en lugar de a las ideas que se defienden, como si fuéramos una especie de tribu en peligro de extinción cuya herencia tuviéramos la mesiánica misión de hacer perdurar. Ya en su día, el señor Arzalluz, además de su habitual y muy "intelectual" distinción entre "ellos y nosotros" (esa suerte de eslogan ahistórico de los nacionalismos) bramó aquello de "no nos dejan ser lo que somos"... como si fuera posible ser voluntariamente algo distinto a lo que cada uno es. Es el eterno debate de la identidad.
Lo que importa políticamente es que soy ciudadano de un país llamado España, que es el que tenemos en la actualidad, con cuyos restantes ciudadanos comparto la ciudadanía, ese conjunto de derechos y obligaciones que nos iguala. Lo que nos garantiza que seremos igualmente tratados. Si alguna vez no lo dije, lo escribo ahora: yo no pertenezco a ningún pueblo, ni milenario ni recién constituido, y lo que soy son básicamente mis ideas (y mis actos). Por estas ideas reclamaré el voto. No hay, por tanto, ninguna identidad que nos iguale, ningún mismo rol que compartamos como pueblo, ninguna función a desarrollar obligatoriamente, ninguna tradición que perpetuar necesariamente, ningún idioma que nos haga ser más o menos vascos... ningún grupo étnico, cultural o folclórico que nos diferencie políticamente del resto. Creo que ésta es una de las labores fundamentales de este partido: defender la ciudadanía común frente, no sólo el debate indentitario que nos asola sino también frente a la regionalitis que padece el conjunto del país, las patrias chicas, las tribus, los pueblos milenarios, las baronías territoriales y las identidades. En definitiva, frente a ese deseo irrefrenable de distinguirse voluntaria y artificialmente del resto, al objeto final de conseguir ventajas políticas y privilegios. Frente a los nacionalismos, debemos reclamar: que lo que nos pertenece a todos, podemos gestionarlo y decidirlo entre todos, buscando el bien común y fomentando la solidaridad.
El nacionalismo es una de las tres pestes que el escritor polaco Kapuzinski solía nombrar, junto con el racismo y el fundamentalismo religioso. Se trata de una ideología profundamente reaccionaria, que antopone la patria a los ciudadanos y que divide a las sociedades. Es un movimiento de raíces antidemocráticas y antimodernas que rechaza una de las más grandes conquistas de la libertad, que es la creación del individuo soberano, convirtiendo al individuo en una mera expresión de un colectivo. De esta forma, el nacionalismo convierte la pertenencia a la nación en un valor supremo de la vida política y terminan identificando su particular proyecto con el del conjunto de la nación, y dejan fuera de la comunidad política a quienes no lo comparten: de ahí que las descalificaciones nacionalistas consistan siempre finalmente en el "nosotros frente a ellos", en el de "los de aquí frente a los de fuera" o en "lo vasco" frente a lo que supuestamente es "menos vasco" (o menos alavés).
Nunca he llegado a entender tres cosas relacionadas con este debate: uno, la supuestamente bienintencionada idea de caminar juntos nacionalistas y no nacionalistas, ya que en el momento en que un nacionalista desee caminar (sin que sea una estrategia, sino de manera indefinida) con un no nacionalista, habrá dejado de serlo; dos, ese idea general de que un partido se modera más según se va acercando al ideario y modos nacionalistas; y, tres, que un partido pueda ser considerado progresista cuando defiende los guetos y las patrias chicas, la multiplicación de las fronteras y el artificial fomento de las diferencias.
Así que frente a los acomplejados, los maquillajes electorales, los candidatos tuneados, lo local y regional y provincial, frente a los nacionalistas y los pseudonacionalistas, las identidades, nuestra labor es aquella que todos dejaron de hacer: la de un partido nacional, que defienda lo que nos une y vertebre el Estado, lo que compartimos como ciudadanos, la de un partido progresista que evite debates identitarios y se guíe por ideas. Esto es lo primordial ahora: defender un Estado común e igualitario y unido en su pluralidad. Porque sólo un país unido puede garantizar la igualdad de todos los ciudadanos.
Muy sintomatico que partidos "consagrados" como el psoe tenga que traer( por lo menos a bilbao lo hace)autobuses con gente de laredo y logroño para hacer de interventores en sus mesas electorales y que un grupo como la izquierda abertzale ilegalizada y perseguida tenga gente en cada pueblo y barrio que lo haga
ResponderEliminarRosa diez no dejó nada, fue mas bien al revés. Le apartaron y ella no pudo soportarlo.
ResponderEliminarTípica pataleta magenta
Hola Gorka:
ResponderEliminarEn tu alegato a favor de la ciudadanía frente a la identidad, veo que tras tu defensa a favor de la primera incurres en una contradicción al final del texto cuando defiendes un estado común, igualitario y unido. ¿No es eso nacionalismo? Estás defendiendo otra unidad territorial, identitaria, lingüsitica... otra unidad a todos los niveles que quieras, pero unidad, la nación española en este caso, es decir adoptas una postura nacionalista.
Yo defiendo un proyecyo nacionalista vasco, tú uno nacionalista español, esa es la diferencia, pero ambos son legítimos proyectos nacionalistas.
Te dejo un enlace en el que se habla acerca de esta contradicción:
http://josuerkoreka.com/2009/01/12/nacionalnacionalista-victimavictimista/#more-682
Un saludo
Parece que el enlace no está completa en el post anterior:
ResponderEliminarhttp://josuerkoreka.com/2009/01/12/nacio
nalnacionalista-victimavictimista/#more-682
Un saludo
Excelente análisis de la comunicación política, excelente blog.
ResponderEliminarAitor, no veo que la postura de Gorka sea nacionalista, no se precisa de la ausencia de nación para no ser nacionalista, sobretodo cuando a propuesta de Gorka no se fundamenta en una identidad, sea religiosa, cultural, lingüística.
ResponderEliminarSaludos.
Sin entrar en muchos detalles...
ResponderEliminarYo soy vasco, pero no me siento especialmente orgullosos de ello (casi que al contrario, como estoy seguro sucede a mucha gente). Así que cualquier partido / ideología cuyo único contenido (visible, al menos) es ese, lo lleva claro por lo que a mi voto se refiere.
-¿Un traidor?-
gorka soplapolleces las justas. aquí los unicos que dividis a un pueblo (el vasco) y poneis alambradas y fronteras (ceuta y melilla) sois los grandespañoles. igualdad con reyes y curas??? no me hagas reir.
ResponderEliminar¿Y quienes son los "grandespañoles" y por qué hacen todo eso? ¿Todos ellos y ellas? No había caido tampoco que eso de los reyes y curas fuera patrimonio "grandespañol". Pero que verdad más grande. Y claro, tener cura o no o poner fronteras o quitarlas es una cosa que no tiene nada que ver con el concepto de estado, de ciudadania, y que sólo un vasco en una tierra vasca podría mejorar. Cierto, sin duda alguna.
ResponderEliminarUn abrazo a ti Javier.
ResponderEliminarInteresante forma de analizar la campaña. Espero seguir encontrando post tuyos.
Gracias.
Pablo C. (planosdecomunicacion.blogspot.com)